La gestión del duelo y la pérdida es un aspecto fundamental del trabajo social, que consiste en apoyar a personas y familias en momentos de profunda transformación.
En este artículo destacaremos la importancia de abordar el duelo desde una perspectiva de trabajo social, apoyándonos en las reflexiones y aportaciones de diversos autores en el. Según Elisabeth Kübler-Ross, reconocida psiquiatra y autora de “Death and Dying”, “el proceso de duelo es una experiencia universal que requiere la comprensión y el apoyo de los demás”.
Desde esta perspectiva, el trabajo social se erige como un recurso fundamental para brindar apoyo emocional práctico a quienes atraviesan un proceso de duelo.
A través de la empatía y la escucha activa , los trabajadores pueden ayudar a las personas a manejar su dolor y encontrar significado a la pérdida. El trabajo social desempeña un papel clave en la intervención en caso de duelo, proporcionando una variedad de servicios, desde apoyo emocional hasta coordinación de recursos comunitarios.
Como señala Kenneth Doka, experto en duelo “ Grief Intervention: A Therapeutic Approach”, “los trabajadores sociales están capacitados para abordar los aspectos emocionales y prácticos del duelo, facilitando así la adaptación proceso de reconstrucción de la identidad.
Este enfoque integral permite a los trabajadores sociales responder a las necesidades individuales y contextuales de las personas que experimentan una pérdida.
Aunque el duelo puede ser una experiencia devastadora, el trabajo social también se esfuerza por promover la resiliencia y la recuperación en quienes lo experimentan.
En palabras de Bessel van der Kolk, psiquiatra autor de “The Betrayed Body: Trauma, Healing and”, “el duelo es un proceso adaptativo que, cuando se aborda adecuadamente, puede conducir a crecimiento personal » Los trabajadores sociales trabajan para facilitar este proceso ayudando a las personas a encontrar nuevas fuentes de significado y conexión después de una pérdida.
En conclusión, gestionar el duelo y la pérdida desde una perspectiva de trabajo social implica un enfoque compasivo y que reconoce la complejidad de la experiencia humana. Al ofrecer acompañamiento, intervención y apoyo a las personas, los trabajadores sociales juegan un papel fundamental en el bienestar emocional y la resiliencia dentro de la comunidad.