Los valores son principios fundamentales que guían nuestras acciones y decisiones en la vida. Durante el tiempo de prácticas profesionales, comprendí que la enseñanza de valores en los niños y niñas es esencial para el desarrollo integral, teniendo la capacidad de convertirse en adultos responsables y éticos. Los valores no solo influyen en la forma en que los niños y niñas se relacionan con los demás, sino también en cómo se ven a sí mismos y en su capacidad para tomar decisiones adecuadas.
Esto ayuda a fomentar habilidades sociales importantes como la empatía, llevándolos a ser más comprensivos y respetuosos con las emociones de los demás, lo que les permite establecer relaciones interpersonales más sólidas. Además, los valores como la cooperación y la tolerancia promueven la armonía en la sociedad y la resolución pacífica de conflictos.
Los valores ayudan a fortalecer la resiliencia y la autoestima de los niños y niñas. Cuando internalizan valores como la perseverancia y la autoconfianza, están mejor preparados para superar los desafíos y las adversidades que enfrenten en la vida. Tener una base de valores sólida puede brindarles el apoyo emocional necesario para mantenerse fuertes en los momentos de adversidades.
Cuando asistí al primer día en el comedor comunitario, el valor que se trabajó fue la perseverancia. Inicialmente se tiene claro el concepto pero no lo interiorizamos. Ese día, muchos niños coincidían en que era “no rendirse”, pero también indicaba que era seguir intentando alcanzar esa meta o sueño. Recordé cuántas veces he tenido que suspender la universidad y lo que me ha costado llegar hasta este punto. No era consciente que todo este tiempo manejé la perseverancia.
Por eso, es importante recalcar que la enseñanza de valores en los niños y niñas es esencial para su desarrollo integral y su capacidad de convertirse en individuos éticos y responsables en la sociedad. Los valores no solo guían sus acciones y decisiones, sino que también moldean su carácter y su comprensión del mundo que les rodea. Por eso, como educadores y la sociedad en general tenemos la responsabilidad de inculcar estos valores en los niños y niñas, brindándo las herramientas necesarias para construir un futuro en el que puedan contribuir positivamente a la comunidad y al mundo en general. La importancia de los valores en la formación de los niños es innegable y, como tal, debe ser una prioridad en la crianza y la educación de las generaciones futuras.